Todo se logra si te lo propones

En una ciudad donde todo era felicidad y alegría vivía yo. Me llamo Mily y soy especial por no tener un brazo. Antes yo tenia una amiga llamada Rebeca, nos conocemos desde pequeñas. Cuando crecimos a ella le fue afectando lo que decían de ella por ser mi amiga, ya que me creían rara. Ella un día decidió separarse de mí y unirse a un grupo popular donde me molestaban.

A mí me encanta el fútbol, soy muy buena. Pero nadie quiere jugar conmigo porque dicen que soy rara y que no debería jugar. Yo me la paso practicando con mi papá. A mí no me interesa lo que digan los demás, pero igual me impide muchas cosas. Yo creo que al no tener un brazo soy diferente, pero no significa que lo diferente es malo, solo no lo mismo.

Un día llegaron dos niñas nuevas llamadas Anna y Liz. Se convirtieron en mis mejores amigas. Un día me topé con ellas y fue donde empezó una linda amistad. Nos volvimos un trío perfecto. Les conté que me gusta el fútbol, y me ayudaron a que me anotara para dar una prueba.

Cuando di la prueba los entrenadores se quedaron tan sorprendidos que de inmediato me aceptaron para el equipo. Mi papá se puso tan feliz que nos llevó a las tres a comer helado y al parque. Fue muy divertido y estaba tan contenta de que me hayan hecho entrar al equipo. Fue uno de los mejores días que tuve.

Desde que entré al equipo la gente comenzó a conocerme mejor y les agradé mucho. Rebeca se dio cuenta que no debía importarle lo que digan los demás y se unió a nosotras. Desde ese día nos volvimos finalmente el mejor escuadrón de chicas que podría existir. Y si no fuera suficiente, el equipo de futbol logró ganar el primer puesto en el campeonato.