El bombero renunció

Capitulo I: El Monte Lanaquila y el hombre de hielo

Había una vez un bombero que ya no quería ser bombero. Un día salió a la calle y mientras cruzaba la pista, vio que un carro se acercaba y saltó, de su mano salió una bola de fuego. ¡Había descubierto que tenía súper poderes!

Se dirigió al bosque, y caminando encontró una planta carnívora, también una macetita y colocó ahí la planta; se la puso en el hombro y siguió caminando con ella hasta que empezó a llover. De pronto vio una cabaña y entró ahí con su planta.

La cabaña era muy vieja, con arañas y telarañas. La planta lanzó un rayo verde y le cayó a una parte de la cabaña, entonces quedó reconstruida, todo estaba limpio y arreglado. Cuando paró la lluvia ya era de noche, y se durmieron.

Al día siguiente caminaron hasta un lago. El bombero dejó la planta en el pasto y entró al agua. Entonces vio a un hombre de lluvia. Como él tenía poderes de fuego, estaba seguro de que si lo tocaba podía derretirlo. Entonces vio a otro hombre de lluvia caminando en el pasto y le preguntó si podía ayudarlo a sacar al hombre del agua. Así lo hizo y lo sacaron a la superficie.

¿Quieres ser mi amigo? Le preguntó el bombero al hombre de lluvia que acababa de rescatar, y éste aceptó. Siguieron caminando los tres por el bosque hasta una montaña donde estaba nevando.

¡Miren! es el Monte Lanaquila – dijo el hombre de Lluvia, he perdido algo ahí, subamos para recuperarlo. Entonces vieron a una persona de hielo con un arma que parecía una raqueta también de hielo, y vieron que le dijo a unos peces: ¡Congélense!

¡Eso es lo que perdí! - dijo el hombre de lluvia.

¿En serio? cómo lo perdiste? - le preguntó El bombero.

Primero ese hombre de hielo me empujó al lago, luego el arma salió volando y se la llevó. - ¡Dame mi arma! dijo el hombre de lluvia ¡No! respondió el hombre de hielo, ahora es mía. Y el hombre de lluvia lanzó dos chorros de agua al hombre de hielo, luego cogió la raqueta, le apuntó y lo congeló. Luego se derritió.

Capitulo II: La flor mística

Siguieron caminando por el Monte Lanaquila y vieron un cerrito colina abajo; caminaron hacia allá y vieron un agujero. Los tres se metieron por ahí.

Empezaron a caer por el agujero hasta que llegaron a una parte plana donde había una cueva. Entraron y siguieron caminando, hasta que el bombero dijo: ¡miren, la luz nos llevará a la salida! Caminaron hacia la luz, salieron de la cueva y vieron un parque, pero la mitad era un bosque oscuro y la otra mitad era un parque con mucha luz.

Los tres caminaron por el parque, vieron una flor y la planta carnívora les dijo que era la flor mística.

-¿Qué?

-¡La flor mística! Es una flor que si le arrancas un pétalo y lo lanzas, pides un deseo que se hará realidad.

Cogieron la flor y la plantaron en la maceta de la planta carnívora; ésta se puso feliz. El bombero dijo: solo te la pusimos porque no sabíamos qué era.

Siguieron caminando por el parque y cruzaron hacia el bosque. Los tres vieron que una persona estaba caminando por ahí. Cuando se hizo de noche y salió la luna, esa persona se transformó en hombre lobo. Los tres rápidamente se ocultaron en un árbol grande. El hombre lobo caminó hacia una cueva cerca y ellos vieron que iba desapareciendo poco a poco.

Los tres salieron de su escondite y lo siguieron. El hombre lobo se transformó en humano porque ya no se veía la luna llena, entonces corrió dentro de la cueva y los tres lo perdieron de vista.

Caminaron unos metros más y vieron una división entre dos caminos, y a un perrito que estaba caminando por ahí. El bombero lo saludó y el perrito ladró y le saltó encima. Creo que quiere ser mi amigo, dijo. Lo cargó y siguieron caminando por uno de los caminos. Vieron una cocina, entraron y ahí había una señora cocinando y la saludaron. También notaron que tenía arrugas y en una parte de la cocina tenía una escoba, pero parecía humana. Había puesto en la mesa platos con sopa y los cuatro se sentaron a comer. El bombero tosió y dijo: se ve tan rico que no la quiero tragar. El perro comió un poco y dijo ¡guácala! escupió y le cayó en la cara a la señora. Entonces de pronto le creció el pelo y era canoso, y también le salieron arrugas.

¡Creo que es una bruja! dijo el bombero, y todos salieron despavoridos.

La bruja se montó en su escoba y voló tras ellos. El bombero dijo: la escoba de la bruja se llama COMET 250. Un pétalo de la flor mística salió y la planta carnívora dijo: deseo que la luz esté a un metro, y sucedió! Salieron de la cueva y la bruja seguía detrás de ellos. Corrían por el desierto hasta que la bruja empezó a derretirse. Entonces se cayó, pero enseguida se paró y corrió hacia ellos con su escoba, hasta que de pronto se convirtió en una estatua de piedra.

Capitulo III: La muerte eterna

Dejaron de correr y caminaron por el desierto; entonces vieron algo que se acercaba, eran unos monstruos montando caballo. El bombero dijo que tal vez los podrían ayudar a avanzar. Cuando se acercaron les pidieron que los ayuden, y así fue. Llegaron a una parte del desierto que tenía muchas piezas de aviones que habían caído ahí. Siguieron avanzando con los caballos, y los jinetes los llevaron a un pedazo de avión bien grande y adentro vieron una calavera con un hacha inmensa. Le preguntaron a la calavera cuál era su nombre y dijo: La Muerte Eterna. Ellos se asustaron y se fueron corriendo, el perrito que estaba con ellos movió su cola en círculos y salieron muchas rocas como un misil hacia el pedazo de avión donde estaban los caballos y la calavera, explotó!

El perrito los siguió, se subió en el brazo del bombero y siguieron corriendo. El perrito tenía una especie de mapa en su boca. El bombero se lo quitó y le dijo ¿qué tienes ahí?, parece un mapa.

Mientras corrían, el mapa que estaba en blanco se iba llenando de pintura por donde iban, marcando el camino donde estaban. El bombero dijo que estaban en un desierto. Nos podemos subir a esta especie de avión!

El bombero lo armó con la ayuda del perrito y cogió el casco, agarró el timón y empezó a hacer que el avión se elevara. Entonces dijo ¡todos suban rápido! Despegaron como un torpedo hasta que el hombre de lluvia levantó su zapato y lo puso en una parte del avión para descansar. Eso hizo que el zapato se fuera para abajo, la manija se atoró y el bombero dijo, nos vamos en picada! Cayeron en un lago y no podían salir del avión.

El perrito hizo que su cola lanzara rocas y rompió una parte del avión, así salieron todos a la orilla del lago. El bombero vió el mapa y ahí estaba pintado un parque de juegos destruido, y a la mitad había un bosque, atrás estaba el lago donde habían caído. La pintura amarilla era el avión que estaba en el lago. Caminaron por el bosque y al final el bombero dijo: ¡este es el lugar, por los fuegos de Merlín! Esto parece un parque de juegos destruido!. Se subieron a una carreta y empezaron a avanzar. Por el camino vieron un portal y la carreta fue más rápido, hasta que se metió al portal con todos y de pronto fueron expulsados junto con la carreta.

Estaban caminando por el parque de juegos destruido cuando vieron a un trapecista y una copia de él, pero más chiquita, y le preguntaron:

- ¿Por qué estás acá?

- Porque yo era dueño de este parque

- ¿Quién destruyó este lugar?

- Yo no sé quién lo destruyó. Cuando cumplí tres años, el parque ya estaba destruido. Intenten de nuevo meterse al portal porque es la única salida.

-¿En serio?, quizás hay otra.

- Sí, pero es un poco difícil esa salida.

- ¡Muéstrenmela! pidió el hombre de lluvia, pero el bombero dijo que no iba a poder, así que intentaron de nuevo meterse al portal.

Cuatro horas después, el bombero aún no había sido expulsado por el portal. El hombre de lluvia dijo: yo también me voy a meter al portal. El perrito y la planta carnívora lo siguieron y se metieron todos al portal. Al otro lado vieron un bosque pero con muchos animales extraños.

Continuará…

De pronto aparecieron en una biblioteca. El bombero dijo: esto se me hace un poco familiar. Salió y vio que estaban justo al inicio de todo, recordaba la biblioteca, habían llegado al mismo lugar donde había empezado.